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Palacio renacentista construido en 1520 por don Diego de Cárdenas, Grande de España, que acompañó a Carlos V cuando este hizo de Valladolid la capital del reino de Castilla. 
Cuenta la leyenda que una sobrina de don Diego, Ana Enríquez, fue inculpada por hereje en los Autos de Fe de 1559. Dicen que doña Ana pudo salvarse de morir quemada porque el Inquisidor argumentó, o pensó, «mujer de tanta belleza no puede morir en la hoguera». 
Don Diego decidió entonces sustituir los escudos nobiliarios que presidían el Palacio por un mural del Caballo de Troya cuyo significado a nadie manifestó, ocultar en algún lugar próximo al mural los documentos que podían comprometer a su sobrina y vender el edificio, que pasaría a destinarse a posada con el nombre de El Caballo de Troya. 
Su entrada es de piedra en arco de medio punto y en su interior hay
un patio de dos alturas con columnas también de piedra. Actualmente,
en su interior hay un restaurante y tiendas. 
Fuentes Consultadas:
"Valladolid Recuerdos y Grandezas de Casimiro G. García-Valladolid |