LO QUE YA NO ESTÁ

El Valladolid desaparecido

FÁBRICA DE HARINAS

LA FLOR DEL PISUERGA

Foto de Fernando González Ortega,

aportada por Fernando González Gómez

Estaba situada junto al Puente Mayor, en el denominado 4º salto del derrame del Canal de Castilla, en el solar que hoy ocupa parte el Edificio Duque de Lerma.

Fue una de las empresas creadas alrededor del Canal en el siglo XIX.

Los terrenos le fueron arrendados a Francisco Lara en 1848 por la empresa del Canal de Castilla. Junto con su socio, Ramón Vilardell, comenzó la construcción de la fábrica, con la intención de utilizar el ingenio hidráulico del siglo XVII, que era propiedad del Real Patrimonio, construido por el general Pedro de Zubiaurre para elevar las aguas hacia el Palacio de la Ribera y la Huerta del Rey.

Antes de acabar las obras, en 1850, decidieron aprovechar también la energía que producía el 4º salto. Así, la energía de esta fábrica fue producida por dos turbinas una impulsada por las aguas del Pisuerga y la otra por las del derrame del Canal de Castilla.

La fábrica, con el nombre de “La Industria Castellana”, entró en funcionamiento en 1853, y se convirtió en la primera industria moderna textil, de hilo y tejido de algodón, que hubo en Valladolid.

En su inicio, la fábrica tenía dos edificios rectangulares haciendo una L, uno paralelo al río y el otro en perpendicular a este, que estaba rematado por una chimenea.

En 1855, al fallecer Francisco Lara, se disolvió la sociedad “Lara, Vilardell e Hijos”, refundándola ese mismo año con la viuda, Adelaida Reinoso, como socio principal. En 1858 se reformó la sociedad dando entrada a nuevos socios y conservando el 50% Adelaida Reinoso.

La empresa no resultó afectada durante los “Motines del Pan” de 1856, viviendo en la época de 1855 a 1868 su mejor etapa productiva.

Durante esta época, “La Industria Castellana” tenía 3.184 husos, movidos por dos máquinas de vapor y dos turbinas, una tomaba el agua del Canal y la otra del Pisuerga. Producía 100 piezas de tejidos de algodón al día y contaba con 300 empleados.

Ocupaba una extensión de 14.852 metros cuadrados, la mayor parte ellos eran huerta y soto forestal. Los edificios ocupaban 6.000 metros cuadrados, 3.270 correspondían al edificio principal y el resto a almacenes, patios y otras dependencias. En el edificio principal estaban los talleres y la sala de calderas, contaba con dos turbinas y una pequeña fábrica de gas para el alumbrado.

En 1869, tras la Revolución de 1868, se ordenó la estatalización de los bienes del Real Patrimonio, entre los que se encontraban los terrenos donde se ubicaba la fábrica, que fueron sacados a subasta en 1870 sin que hubiera interesados en adquirirlos. Al no llegarse a celebrar la segunda subasta, en septiembre de 1872, la sociedad “Lara, Vilardell e Hijos” entabló pleitos para recuperarlos, logrando con la Real Orden de 18 de Junio de 1881 que se los cedieran, pagando un canon anual de 9.981 reales.

Durante todos estos años prácticamente había cesado la actividad de la empresa.

En 1882 se la ofrecieron al Ayuntamiento en arrendamiento o venta, pero la oferta no llegó a prosperar.

En 1887 se la arrendaron a “Menes Aujé, Mora y Cía”, quienes utilizaron las naves para instalar una central eléctrica bajo la denominación “La Electricista Castellana”. En 1896 la empresa se trasladó y los antiguos edificios volvieron a quedar sin uso.

En 1898 “Lara, Vilardell e Hijos”, se hicieron con la propiedad de los terrenos. Se la arrendaron por 10 años a Gregorio Pinacho para instalar una harinera.

Fotografía conseguida en la red sin indicación de autor o procedencia

Además de la harinera se instalaron un taller de construcción de carros, una fábrica de pasta para sopa y otra de jabón propiedad de Ricardo Bahamontes.

En 1903 se disolvió la sociedad “Lara, Vilardell e Hijos”, pasando las propiedades a los herederos, quienes en octubre de ese año vendieron los terrenos e instalaciones a la sociedad harinera de Medina de Ríoseco “Solache y Llanos”.

Gregorio Pinacho, cuyo arrendamiento vencía en 1908, presentó una demanda que prosperó, y en 1905 por Real Orden del Ministerio de Hacienda, quedaron anulados todos los cambios de propiedad realizados desde 1881, volviendo esta al Estado en abril de 1906. Sin embargo, se debió de llegar a un acuerdo, ya que “Solache y Llanos” continuaron utilizándolo y pasó a su propiedad en 1914.

En 1909, “Solache y Llanos” habían construido en los terrenos una nueva fábrica de harinas con la denominación “La Flor del Pisuerga”, que fue la última industria en este lugar.

Cartel de "La Flor del Pisuerga"

Publicado en "Enciclopedia de la Industria y el comercio de Valladolid"

de la Fundación Joaquín Díaz

En las mismas instalaciones se fabricaron las pastas para sopa "Aro", cuyo despacho de venta al público estaba situado en la plaza San Miguel. Pastas Aro" fue propiedad de Solache, luego I. Rodríguez y posteriormente J. Torres Guasch.

Cartel de "Pastas Aro"

Publicado en "Enciclopedia de la Industria y el comercio de Valladolid"

de la Fundación Joaquín Díaz

En 1919 habían fallecido los hermanos Llanos, quedando la empresa en manos de los herederos de estos y de Luciano Solache hasta 1924, cuando se la vendieron a Vidal Pérez Collantes. Este, la convirtió en una de las harineras más productivas de la provincia hasta su fallecimiento en 1949. Los herederos se la vendieron ese mismo año a Manuel González Aquiso, propietario también de la harinera “La Providencia”.

En las manos de González Aquiso se mantuvo la empresa hasta su cierre a mediados de los años 70.

A pesar de estar incluida desde 1976 en el Catálogo de Monumentos Civiles de Valladolid de J.J. Martín González, no se libró y fue demolida, construyéndose en su solar el Edificio Duque de Lerma.

Fuentes consultadas:

La evolución del primer espacio industrial de Valladolid: La Dársena y el Derrame del Canal de Castilla (1836-1975). Un ensayo de arqueología industrial.

Publicado por María Francisca Represa Fernández y Juan Helguera Quijada.

"Enciclopedia de la Industria y el comercio de Valladolid"de la Fundación Joaquín Díaz

31-01-2014

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