PEDRO NIÑO

Un vallisoletano con patente de corso

Pedro (Pero) Niño nació en Valladolid, o en sus cercanías, en 1378.

Su familia venía de descendencia bastarda del rey Alfonso X el Sabio, y había ido a menos tras apoyar a Pedro I de Castilla en la guerra ganada por el fundador de la dinastía Trastámara, Enrique II de Castilla y León.

Juan I de Castilla concedió a su padre, Juan Niño, la villa de Cigales y las burgalesas de Berzosa y Fuente Bureba, en agradecimiento por sus servicios, y los de su esposa Inés Lasa, en la crianza de su hijo, el futuro rey Enrique III.

Pedro Niño creció junto al príncipe Enrique y disfrutó de una educación cortesana, bajo la supervisión de Ruy López Dávalos.

Heredó de su padres las tres villas antes citadas y de su madre el valle de Buelna, en Santander, con ocho localidades.

Al servicio del rey, sofoca algunos enfrentamientos contra nobles conspiradores.

Contrae primeras nupcias muy joven con Constanza de Guevara, que falleció al poco tiempo.

A los 25 años le encargan dirigir una expedición contra corsarios por el Mediterráneo, para proteger y garantizar la actividad comercial de los barcos españoles. En esa época, la flota castellana tenía las mejores naves y era la mejor preparada de Europa Occidental, participando y ganando multitud de batallas. Participó en acciones en Marsella, Cerdeña y Túnez.

En 1405, ya como almirante, Pedro Niño llega con tres galeras al puerto de La Rochelle, donde junto Charles de Lebret, Condestable de Francia, consiguen en su ofensiva dominar el territorio hasta Burdeos, ciudad en poder inglés.

Tras esta victoria, Charles de Savoisy, chambelán de Carlos VI, le propone practicar la piratería contra intereses ingleses, a cambio un sueldo del rey de Francia y parte de los beneficios obtenidos.

Al mando de cinco galeras y con patente de corso, incendia y saquea la ciudad costera de Saint Ives, el puerto de la isla de Pórtland, el municipio de Poole, sede del pirata Harry Pay, y la estratégica ciudad sureña de Southampton.

La leyenda sobre Pedro Niño va creciendo con sus victorias, siendo invitado por el Almirante de Francia al lujoso de Sérifontaine y después a París, donde es recibido como un héroe por los duques de Orleans y de Borgoña.

Su fama en Francia se acrecienta cuando participaen París, y gana,  un torneo de varas en la plaza de la Pequeña Bretaña (actuales terrenos del Louvre), en el que competían más de cien caballeros.

Tras fracasar en las costas inglesas del mar del Norte, a causa de las tormentas, se asocia con el bretón Héctor de Pontbriand para atacar la isla de Jersey al frente de mil hombres armados. Después de producir una masacre entre los tres mil soldados ingleses, capturan prisioneros que liberan a cambio del pago de diez mil coronas reunidas en castillos ingleses circundantes.

Pedro Niño es una pieza fundamental para comprender la supremacía de la corona de Castilla en aguas nórdicas, que incluso llegó a derrotar en 1419 a la poderosa agrupación de ciudades alemanas conocida como la Liga Hanseática.

Reclamado desde Castilla, regresa de Francia desembarcando en Santander. Pasa una temporada en Valladolid y se traslada a la corte de Madrid donde es recibido como un héroe armado caballero por el rey Juan II.

Hacia 1412 contrae de nuevo matrimonio, en la iglesia de Cigales, con Isabel Brites de Borgoña, hija de Juan de Portugal, exilado en Castilla, y de Constanza de Castilla, rica heredera con grandes propiedades en Extremadura.

Este matrimonio no contó con la aprobación del infante Fernando de Antequera, futuro rey de Aragón y regente de Castilla en ese momento, que trató de impedirlo para casarla con su tercer hijo, el infante don Enrique. Al enterarse del enlace, dio orden de que Isabel fuera recluida en el castillo de Urueña y sus bienes confiscados, mientras Pedro Niño pudo refugiarse en Bayona de Gascuña.

Tres años más tarde llega a una reconciliación con Fernando de Antequera, entregando a cambio del perdón los señoríos que eran dominios de su esposa, recibiendo del regente como compensación la villas extremeñas de Talaván y Valverde de la Vera, títulos que unieron a las heredades del valle de Buelna, así como el permiso para regresar a Castilla y vivir junto a su esposa, con la que tendría tres hijas: María, Inés y Leonor.

A partir de entonces mantiene una gran fidelidad al infante, que perduró hasta que murió siendo Fernando I de Aragón.

En 1430 recibe de Juan II el título de Conde de Buelna por su participación en la guerra de Granada.

Al enviudar de Beatriz contrae nuevo matrimonio con Juana de Estúñiga con la intención de tener un heredero varón, pero muere en Cigales en febrero de 1453. Según su deseo, fue enterrado en el coro de la iglesia de Santiago de este municipio.

Su nombre pasó a la leyenda castellana por sus míticas victorias navales, por su valor y por sus intrigas cortesanas.

Información obtenida de:

 Informe de J. M. Travieso. Registro Propiedad Intelectual - Código 1205011562335

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