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FACHADA  -  CLAUSTRO Y ESCALERA  -  TECHOS

CAPILLA  -  OBRAS EN LA EXPOSICIÓN PERMANENTE

El museo fue fundado en 1842 como Museo Provincial de Bellas Artes y estaba instalado en el Colegio de Santa Cruz. La colección que albergaba eran piezas procedentes de conventos e iglesias que fueron suprimidos por la Desamortización de Mendizábal en 1836.

Desde el 29 de abril 1933  se instala el museo en las dependencias del Colegio de San Gregorio y se convierte en la sede del Museo Nacional de Escultura,

En el año 2001 cierra sus puertas para ser sometido a una necesaria y total rehabilitación, para adecuar sus instalaciones a las exigencias museísticas actuales.

El Museo comprende tres edificios en la misma calle: el Colegio San Gregorio, el Palacio Villena (dedicado a exposiciones temporales) y la Casa del Sol  o Palacio del Conde de Gondomar junto con su capilla (antigua Iglesia de San Benito el Viejo).

Por Real Decreto de 4 de Julio de 2008, se hace efectivo el cambio de nombre de Museo Nacional de Escultura, por el de Museo Nacional Colegio de San Gregorio.

Durante las obras de rehabilitación se pasó parte de las obras de arte al Palacio Villena, en el que se pudieron contemplar las colecciones hasta el 13 de Julio de 2009, fecha en la que comenzó el traslado al rehabilitado Colegio de San Gregorio.

El 18 de Septiembre de 2009, tras la inauguración oficial del día anterior, el Museo volvió a abrir sus puertas al público.

Litografía de Léon-Auguste Asselineau 1844

Aparte de admirar el edificio: con su extraordinario claustro, la magnífica fachada y la Capilla, en el museo podemos encontrar obras de los grandes imagineros como Gregorio Fernández, Juan de Juni o Alonso Berrugete, así como retablos, magníficos techos, la sillería del Coro de San Benito el Real,  pasos procesionales y un largo etcétera.

Hoy por hoy debería de hacernos sentir orgullosos a los vallisoletanos el tener este museo en la ciudad, que si antes era una joya, hoy, tras su magnífica rehabilitación y acondicionamiento es una JOYA.

m@guadi

21-09-2009

EL EDIFICIO

El Colegio de San Gregorio fue, durante más de tres siglos, una institución de gran prestigio en el campo del estudio de la Teología, habiendo pasado por sus aulas teólogos de la importancia de fray Bartolomé de las Casas (1474-1566), fray Melchor Cano (1509-1560) o fray Luis de Granada (1504-1566).

Extinguido como tal Colegio en el siglo XIX.

El Colegio de San Gregorio fue construido a fines del siglo XV (1484-1496) por iniciativa de fray Alonso de Burgos, obispo de la diócesis de Palencia, miembro del Consejo Real de los Reyes Católicos y gran mecenas de las artes, con el objeto de completar en él la formación de frailes de la Orden de Santo Domingo.

El conjunto de Colegio y Capilla constituye uno de los ejemplos más interesantes del último período del Gótico en nuestro país, el denominado Hispano-Flamenco, interpretación autóctona del Gótico Flamígero que introduce como principal aportación el empleo de una abundante decoración concentrada en las zonas más representativas y visibles de los edificios (fachadas, claustros, ventanas...), cubriendo estos espacios en su totalidad y repitiendo en ellos determinados elementos como motivo de fondo, siguiendo un ritmo de clara inspiración mudéjar.

En el caso de San Gregorio, la fachada, el claustro y la escalera principal son los lugares donde se concentra tan rica ornamentación, dentro de la que aparece con insistencia la flor de lis (lirio) -alusiva a Santa María-, emblema del fundador.

La fachada, situada en el centro el gran lienzo que abarca Capilla y Colegio, se organiza a manera de retablo o tapiz, actuando como foco de atracción hacia el interior. Además inaugura una tipología repetida a partir de entonces con gran éxito.

Dentro de su compleja iconografía, destacan dos composiciones que guardan estrecha relación con el origen y finalidad del edificio: la primera, situada en el tímpano, recoge el ofrecimiento del Colegio por parte de fray Alonso al Papa San Gregorio, flanqueados por Santo Domingo y San Pablo;

en la segunda, un granado lleno de frutos que emerge de un estanque constituye una posible alusión al Árbol de la Ciencia y a la Fuente de la Vida, símbolos del Paraíso al que sólo podría regresar el hombre a través del conocimiento de las Artes y de la Teología. Como reconocimiento a la Monarquía el granado acoge a su vez un gran escudo de los Reyes Católicos, patronos del Colegio.

La importancia del elemento heráldico, constante en la arquitectura hispano-flamenca, se refuerza con la presencia de ángeles tenantes, maceros, guerreros y salvaje, todos ellos rodeados por un variado repertorio de elementos naturalistas: niños, animales, troncos, ramas, frutos que inundan los espacios secundarios.

Concluida hacia 1499, se desconoce su autoría aunque, estilísticamente, puede relacionarse con el taller del escultor Gil de Siloe. En su conjunto evoca los arcos triunfales efímeros, muy frecuentes en la época, reforzando con su decoración el carácter civil y urbano del edificio.

El Claustro Desde la fachada se accede a un pequeño espacio, el Patio de Estudios, que actúa como distribuidor de todo el conjunto, enlazando los dos grandes ámbitos que lo forman, el Colegio de San Gregorio y la Capilla funeraria de fray Alonso.

El Colegio se organizaba alrededor de un gran patio central de planta cuadrada y dos alturas. La inferior posee esbeltos pilares torsos sobre los que apean arcos rebajados y presenta escasa decoración limitada a bolas, cruces dominicas y lises en los capiteles, así como escudos de fray Alonso en las esquinas y centros de los paños.

La segunda altura presenta el mismo esquema arquitectónico, aunque sus vanos están geminados y unidos entre sí por antepechos calados. Sobre éstos apoyan pequeñas columnillas cuyos capiteles -decorados con motivos vegetales, figuras humanas y animales- soportan tímpanos profusamente adornados con flores de lis, guirnaldas de frutos y angelitos desnudos.

Rematando este cuerpo alto corre un friso en el que alternan yugos y flechas, emblemas de los Reyes Católicos, entre los que se intercalan sus propios escudos. La ausencia en éstos de la granada indica para esta zona del edificio una cronología anterior a 1492, exceptuando el friso y las gárgolas, que constituyen parte del antiguo coronamiento realizado en 1504 por Juan de Arandia.

En ambos pisos se abren un buen número de puertas cuya mayor o menor decoración responde a la importancia de la estancia a la que daban acceso: refectorio, salón de grados, biblioteca, sala capitular, celdas de los colegiales, etc..

La Escalera

Comunicando ambas plantas se dispone la gran caja de la escalera principal que alberga dos tramos paralelos, elemento singular del edificio cuya estructura y decoración amalgaman las tres corrientes artísticas que conviven en ese momento en España.

Así la balaustrada y parte baja de los muros se resuelve con una tracería gótica compuesta a base de rombos, el resto de las paredes ofrece un almohadillado de diseño renacentista, y la cubierta posee un bello artesonado mudéjar. Grandes escudos en los muros con la flor de lis vuelven a hacer patente el recuerdo del fundador.

Fuentes consultadas:

Página oficial del Museo Nacional Colegio de San Gregorio

C/ Cadenas de San Gregorio, s/n

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m@guadi

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