Situada en la plaza del mismo nombre, donde antes estaba el aparcamiento descubierto del Edificio de Usos múltiples, se encuentra la Cúpula del Milenio.

Dejando a un lado si era necesaria, si sirve para algo y otros temas por el estilo, lo cierto es que ahí está y por tanto habrá que hablar de ella.

Construida para la Expo de Zaragoza de 2008, donde albergó el Pabellón SED, fue diseñada por el arquitecto Enric Ruiz Geli en colaboración con el estudio Cloud.

Está basada bajo el concepto de arquitectura de vanguardia sostenible y dentro de la filosofía de ciudad verde, en la que los edificios sean ecológicos e inteligentes, generando la mayor parte de lo que consumen.

Finalizada la "Exposición Internacional del Agua" el Ayuntamiento la adquirió y la trasladó a Valladolid, y una vez reubicada abrió al público en mayo de 2011. Desde entonces alberga exposiciones, congresos, actos deportivos, conciertos y otras actividades de la ciudad.

Tiene una superficie de casi 1.700 metros cuadrados, con 46’5 metros de diámetro y 15 metros de altura, y el aforo aproximado es de 1.250 personas sentadas ó 2.500 de pie.

El secreto de la cúpula reside en un nuevo material, denominado ‘efte’, cristalino como el vidrio, y resistente, duradero y flexible como el plástico. Y, a diferencia de estos dos elementos altamente contaminantes, es ligero, captura el 90% de la luz solar y emite sólo el 80% por lo que logra iluminación y refrigeración natural, genera la mayor parte de calefacción y aire acondicionado para aclimatar una superficie de más de 1.500 metros cuadrados, excepto unos pocos días al año. Esta refrigeración es posible gracias a sus tres capas. Una de ellas está cubierta de una pintura especial que incorpora micropartículas de aluminio que reflejan el calor solar.

Su estructura es de acero atornillada y minimiza la soldadura de obra. Puede ser reciclada y desmontada desatornillándola, requiere muy poco acero por lo que a penas impacta en la tierra. Está dotada de luces led, de bajo consumo, y pantallas acústicas para asegurar una reverberación adecuada.

En el interior el suelo también ‘piensa’. Se ensancha y encoge para adecuarse a las paredes si se dilatan. Está realizado de manera continua, sin juntas, por lo que resulta muy flexible y duro a la vez. Sus materiales no proceden de la piedra o mármol, sino de una composición química inocua de aspecto similar y mejor comportamiento.

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Fuentes consultadas:

ElMundo.es (Castilla y León)

El Día de Valladolid,

Página web del Ayuntamiento de Valladolid

09-11-2012

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